Ante la imposibilidad que ha enfrentado el comando por el Apruebo para disminuir la distancia que los mantiene abajo en todas las encuestas, Gabriel Boric decidió reconocer que el texto de la propuesta de nueva Constitución tiene problemas y, que son esos problemas los que han causado que muchos actores políticos de la centro izquierda se hayan desmarcado hasta ahora dando a conocer su preferencia por el Rechazo frente al plebiscito del 4 de septiembre.
Esta realidad se ha transformado en un gran problema para el proceso constitucional, considerando que tanto Gabriel Boric como sus ministros, en distintas ocasiones han manifestado que para poder llevar adelante todas las reformas que quieren hacer al país, requieren de la aprobación de la propuesta constitucional.
Por este motivo es que el Gobierno, aun contra las recomendaciones de la Contraloría que les solicita prescindir en la manifestación de sus preferencias, inició las conversaciones con todo el conglomerado político pro apruebo, las que finalizaron la semana pasada con un acuerdo de “Aprobar para Reformar”, reconociendo de este modo las falencias del texto constitucional.
El Partido Comunista, si bien firmó el acuerdo para intentar revertir las preferencias de los chilenos, a pocos minutos declaró por medio de su presidente Guillermo Tellier que, de hacerse modificaciones, estas serán solo en forma de maquillaje: “una coma por aquí, un punto por allá”, manifestando así que no existe una real voluntad de cambiar en lo sustantivo las áreas que han causado mayor rechazo hasta ahora.
Por qué es imposible realizar esas modificaciones
La propuesta constitucional no solamente está compuesta por el texto que regala el Gobierno en las plazas de Chile, sino que también fueron creados 41 artículos transitorios que determinan la forma y plazos en los que se implementaría la nueva Constitución en caso de aprobarse. Y es en este punto en el que los chilenos no han reparado al momento de recibir este acuerdo planteado por el Gobierno, dado que el artículo transitorio Nº 7 establece que para modificar cualquier artículo de la Constitución antes del 2026, se requiere un mínimo de dos tercios en la Cámara de Diputados y en el Senado. Porcentaje imposible de alcanzar dada la actual composición de ambas cámaras.
Por otro lado está la cuestión indígena, pues cualquier aspecto que afecte a “las naciones”, debe ser oficiado a los líderes de esas naciones que tendrán que dar su consentimiento, de acuerdo a lo que indica el artículo 191.
Artículo 191. Los pueblos y naciones indígenas deberán ser consultados y otorgarán el consentimiento libre, previo e informado en aquellas materias o asuntos que les afecten en sus derechos reconocidos en esta Constitución.
Esto quiere decir que, considerando que la mayoría de las modificaciones necesarias para cambiar la percepción del elector frente al texto tienen relación con asuntos consagrados en la propuesta a favor de los pueblos indígenas, es inapropiado creer que estos mismos pueblos van a votar contra los intereses y privilegios que podrían obtener.
En resumen, ofrecer modificar en caso de que ganara el apruebo, no es más que una movida política en el tablero que, en la práctica, es inviable.