El Rechazo se impuso con casi un 62% por sobre el apruebo, devolviendo un aire de normalidad a la actividad en Chile. El día viernes, dos días antes del plebiscito, el dólar cerró a la baja, estabilizando los mercados ante las expectativas de triunfo de la opción contraria a la propuesta y, con ello, la esperanza de comenzar un camino de recuperación de la actividad económica que se vio fuertemente afectada por el ambiente de inestabilidad reinante durante los dos últimos años.
La sola idea de despertar ayer lunes con una nueva Constitución indigenista que buscaba instalar el separatismo en Chile y además con un exceso de incertidumbre alimentada por la falta de apoyo a la economía y la actividad productiva en el texto de la propuesta elaborada por la convención constitucional, era una pesadilla que muy pocos estaban dispuestos a vivir. Probablemente este factor fue el principal detonante de que en los grupos socio económicos de menores ingresos se haya impuesto mayoritariamente el Rechazo, a pesar de la gran cantidad de derechos que contenía la propuesta finalmente desechada por la ciudadanía.
La confianza de los mercados marcó tendencia durante el viernes, sábado y domingo ante la expectativa de que no fuera aprobada la nueva Constitución, pero esta se vio violentamente afectada a partir del domingo en la noche cuando los políticos de inmediato comenzaron a hacer declaraciones en la prensa empujando un nuevo proceso constituyente. Hubo declaraciones del Presidente Gabriel Boric en este sentido, aunque a él se sumaron todas las fuerzas políticas de izquierda y luego las de derecha, donde se destacaron las intervenciones de Javier Macaya (timonel de la UDI), Francisco Chahuán (RN), y desde el extranjero Andrés Allamand y Joaquín Lavín llamando a “una segunda oportunidad”. El Partido Republicano es el único que se ha mantenido distante de la arremetida política contra la voluntad de los chilenos.
También intervino Sebastián Piñera desde un insólito podio, tomando la representación “de toda la ciudadanía” para asegurar que “ellos” cumplirían la promesa de trabajar por una nueva Constitución, involucrando en esa promesa a los políticos de Chile Vamos.
La prensa también tomó posición asegurando que el Rechazo significaba “ir por una nueva”, interpretando la decisión de los chilenos como la puerta abierta para iniciar un nuevo proceso de inmediato.
El dólar es probablemente para la economía chilena el mejor barómetro de la certeza o incertidumbre que provocan las decisiones políticas, y en este caso la moneda norteamericana volvió a subir de golpe el mismo lunes en la mañana, ante la intervención de los políticos chilenos, quienes a pesar de haber sido los principales perdedores con el resultado del plebiscito, aseguran de todos modos representar a la ciudadanía y, en esa supuesta representación han interpretado que el 62% de los chilenos rechazó “para iniciar una nueva”.
Los políticos de todos los sectores no solamente pretenden mantener el ambiente de incertidumbre que tanto daño le ha hecho a Chile en lo social y económico desde el 18 de octubre de 2019, sino que además están desconociendo la legitimidad del voto ciudadano y violando abiertamente el artículo 142 de la Constitución chilena en su párrafo final, que dice expresamente “Si la cuestión planteada al electorado en el plebiscito ratificatorio fuere rechazada, continuará vigente la presente Constitución”.
El problema que se presenta ante esta situación ilegítima planteada por los políticos, que pretenden imponer un nuevo proceso constituyente a pesar de lo que indica la Constitución, es que ellos (los políticos) mantienen el poder y control sobre los órganos contralores, como el Tribunal Constitucional y la Contraloría General de la República. El Poder Judicial tampoco tiene mayor injerencia sobre las decisiones que toman los partidos y el Gobierno, por lo tanto no existe contrapeso político para evitar que esta gente pase por encima de la Constitución y las leyes, desconociendo la voluntad popular expresada por medio del voto en un plebiscito.
Este nuevo clima generado por los políticos chilenos aumenta la incertidumbre y provocará un daño mayor a Chile, no solo en su producción interna y en el ya crispado ambiente social, sino también en su imagen País, que ya ha sido gravemente afectada con el comportamiento que han tenido los políticos a partir de 2019.
Desde el mundo civil estamos observando con preocupación, pero también con decisión, el intento golpista de los políticos y su decisión de desconocer la decisión expresada en el plebiscito del 4 de septiembre. Ya hemos vivido un largo periodo en el que el país y los chilenos se han visto gravemente perjudicados en su calidad de vida y bienestar, y nuestra posición es clara: Los mismos políticos que han provocado todo el daño que ha sufrido Chile, no pueden estar a cargo de un nuevo proceso constituyente. Exigimos una moratoria constitucional que impida que estas personas que tanto daño han hecho a Chile pretendan hacerse cargo de procesos similares en el futuro.
Y para finalizar, el mundo de las organizaciones civiles debiera comenzar a organizarse para exigir que el Gobierno de Gabriel Boric, en lugar de estar buscando y negociando fórmulas para desconocer el voto de los chilenos, comience a trabajar, a Gobernar y a ocuparse de la alta inflación y el cada vez más deteriorado ambiente social, la seguridad y, sobre todo la economía del país que ya no resisten más experimentos progresistas sobre un país que no se merece la magnitud del daño que le han provocado sus políticos.
Sebastián Cristi