Tras casi tres años de incertidumbre, la noche del domingo 4 de septiembre será marcada como un hito en la historia de Chile. En esta ocasión no solamente se impuso el Rechazo con 61.86% de los votos válidamente emitidos contra un 38,14% del apruebo, la opción del Gobierno y la mayoría de los políticos de izquierda y derecha, e incluso del propio Gobierno. La amplia brecha entre ambas opciones se convirtió en un indicador de la aprobación del propio Gabriel Boric y sus ministros, lo que llevará a realizar cambios ministeriales probablemente durante los primeros días de esta semana.
El triunfo del Rechazo a la propuesta constitucional es el fruto del trabajo de los ciudadanos, quienes actuaron en esta oportunidad motivados para evitar que Chile cayera en la misma espiral de caos social, totalitarismo y descontrol económico que aqueja a países vecinos como Ecuador, Bolivia o Venezuela. Las tendencias en las Redes Sociales y en las encuestas siempre marcaron la ventaja del Rechazo, aunque nunca dieron una ventaja tan contundente para la opción, fueron 24 puntos de diferencia entre una y otra, lo que llevó al Gobierno a reconocer rápidamente la derrota apenas se comenzaron a conocer las tendencias al abrirse las urnas en diferentes puntos de Chile.
En todas las Regiones de Chile se impuso el Rechazo, incluso en aquellas históricamente más izquierdizadas como Valparaíso y la propia Región Metropolitana, lo que fue un golpe para las pretensiones del comando del Apruebo dirigido desde la Moneda y por Karol Cariola.
El voto obligatorio jugó un rol fundamental en estos resultados. El promedio de votación que existía hasta el año 2012, cuando se cambió a voto voluntario, era del 75% del padrón electoral, en esta oportunidad acudió a votar un 85,8% marcando una participación récord.
La Derrota de los Políticos
El triunfo del Rechazo pone de manifiesto la voluntad popular. Los partidos políticos chilenos de izquierda siempre apostaron públicamente por esa opción y contaron con el respaldo de toda la maquinaria del Estado, especialmente cuando asumió Gabriel Boric la presidencia, momento desde el que toda la atención de Palacio estuvo centrada en el plebiscito, abandonando la tarea del Ejecutivo para dedicar el tiempo y los esfuerzos de ministros y del propio Presidente a la campaña que buscaba instalar la propuesta constitucional en Chile.
Sin embargo, los políticos y partidos de la “derecha” chilena también recibieron el repudio popular en esta oportunidad, tras su bamboleante comportamiento que hizo sospechar a muchos chilenos que Renovación Nacional, la UDI, Evopoli y hasta algunos Republicanos preferían que se impusiera el apruebo en lugar del rechazo. Esto por su absoluta apatía frente al proceso en los primeros meses, junto a declaraciones de diferentes dirigentes de estas tiendas que chocaban entre sí respecto de cuál sería el mejor camino para el futuro de Chile.
Cuando a principios de año comenzaron a aparecer las primeras tendencias en las encuestas, que ya daban como vencedor al Rechazo por al menos 10 puntos -diferencia que se fue ampliando en la medida que avanzaban las semanas- los políticos comenzaron a manifestarse partidarios de la opción que finalmente se impuso.
En esta oportunidad el Servel creó una nueva figura que involucró directamente a la ciudadanía no militante: las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), entidades creadas por personas no vinculadas a partidos políticos que quisieron ser parte de las campañas por una u otra opción. Se formaron más de 300 por el Rechazo, sin embargo casi 200 de ellas pertenecían a “los amarillos”, quienes crearon una para cada Región, comunas, etc., lo que contaminó de algún modo la idea de estas organizaciones.
Estas OSC trabajaron fuertemente concentrando los esfuerzos de cientos de miles de chilenos convencidos que la propuesta constitucional era definitivamente mala para el país, y entre ellas se destacó el trabajo de las que se dedicaron a la campaña de calle y las que trabajaron fuertemente para cubrir las aproximadamente 38.500 mesas de todo Chile con Apoderados de Mesa, lo que se logró con un histórico 98% de los locales de votación. Entre estas OSC se destacaron especialmente La Vereda Rechazo, Yo Apoyo a Carabineros (YAAC) y UFUCI, quienes trabajaron unidas cubriendo los dos objetivos mencionados.
Sin embargo los partidos políticos se empeñaron durante todo el proceso por desarticular el trabajo de las organizaciones civiles que iban por el Rechazo, dilatando las coordinaciones, colocando interlocutores no válidos, desestimando el trabajo que realizaban las OSC e intentando impedir que pudieran tomar algún tipo de protagonismo que finalmente opacara a los partidos. A pesar de ello, el trabajo de las Organizaciones de la Sociedad Civil fue comprometido e impecable.
Ahora los políticos, que no quedaron conformes con el resultado, transversalmente están empujando para iniciar un nuevo proceso constituyente para cambiar la Constitución, a pesar de lo establecido en el Artículo 142 (introducido por ellos mismos en la actual Constitución), que dice literalmente:
Si la cuestión planteada al electorado en el plebiscito ratificatorio fuere rechazada, continuará vigente la presente Constitución.