- Por Andrés Leiva, CEO & Cofundador Videsk.
En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) se encuentra en boca de todos. Vuelve a ser el tema de moda que aparece en todos los medios de comunicación y discusiones en línea. Todos quieren saber cómo está transformando el mundo y qué podemos esperar – o predecir- de ella en el futuro. Sin embargo, “no toda novedad significa un progreso”, y esto es especialmente cierto en el caso de la IA.
La realidad es que, en muchos casos, las expectativas de la IA se basan en la ficción y en el desconocimiento. Abunda la información liviana, lo que permite que las expectativas superen fácilmente la realidad. Esto, por supuesto, no significa que la IA no tenga un gran potencial, pero es importante tener en cuenta que no es la solución a todos nuestros problemas y que, en algunos casos, puede incluso crear nuevos desafíos.
La IA es una tecnología relativamente nueva y todavía está en proceso de desarrollo. Frecuentemente, se espera que sea capaz de realizar tareas complejas de manera autónoma, pero esto no siempre es posible. Además, puede ser utilizada para fines negativos, como la manipulación de la opinión pública o la creación de armas autónomas – y esto no tiene nada de ficción-.
No digo que no lleguemos a un punto en el que la IA pueda realizar tareas complejas de manera autónoma y hacer del mundo un lugar mejor. Sin embargo, ese momento aún no ha llegado. Debemos tener en cuenta los desafíos y riesgos asociados con la IA y trabajar para desarrollar soluciones que maximicen su potencial mientras se minimizan esos riesgos. La IA es una herramienta poderosa, pero su impacto debe ser evaluado con cuidado y prudencia.
En conclusión, aunque la IA tiene el potencial de transformar el mundo, no debemos permitir que nuestras expectativas superen la realidad. Debemos tener en cuenta los desafíos y riesgos asociados con la IA y trabajar para desarrollar soluciones que maximicen su potencial mientras se minimizan los riesgos. Solo así podremos asegurarnos de que la IA se utiliza para el bien común y no para fines negativos.