A medida que millones de personas toman fármacos como Ozempic para controlar su peso, la tradicional experiencia de comer afuera está siendo transformada por nuevos hábitos.
En un restaurante, uno de los comensales levantó la mirada de su plato y notó algo curioso: era el único que comía con entusiasmo. Según el relato del NY Times, sus tres acompañantes, aunque también habían pedido platos para compartir, apenas daban pequeños mordiscos.
Todos, salvo él, estaban tomando agonistas del GLP-1, una clase de medicamento como el popular Ozempic, que según información en farmacias, reduce drásticamente el apetito.
Los agonistas del GLP-1, originalmente diseñados para tratar la diabetes tipo 2, se han popularizado por su potente efecto en la pérdida de peso.
Al suprimir el apetito y generar sensación de saciedad con pocas cantidades de comida, han dado lugar a una nueva dinámica social en los restaurantes.
Comer menos, socializar igual: nuevos códigos en la mesa
Este tipo de escena es cada vez más común. Con estimaciones que proyectan que para 2035 cerca de 24 millones de personas —alrededor del 7% de los estadounidenses— estarán usando estos medicamentos, los rituales sociales en torno a la comida están cambiando de forma notoria.
La incomodidad no se limita a los que usan estos medicamentos. Las personas que no toman GLP-1, sienten que la experiencia culinaria puede volverse desigual. Salir a comer, un acto social por excelencia, se ha convertido en una experiencia diferente tanto para quienes toman estos fármacos como para quienes no.
Más allá de los platos sin terminar, estos medicamentos también están modificando la relación con el alcohol. Algunos usuarios experimentan náuseas con apenas una o dos copas, lo que cambia radicalmente la costumbre de salir a tomar algo en grupo.
Estos cambios también traen consigo nuevas preguntas sobre la etiqueta social: ¿cómo rechazar comida sin ofender? ¿Cómo manejar la cuenta cuando uno apenas ha comido? ¿Cómo escoger restaurantes que no expongan estas diferencias?
Mientras la popularidad de los medicamentos GLP-1 continúa en ascenso, la sociedad está empezando a adaptar sus costumbres gastronómicas.